En este blog compartimos reflexiones de todos los que forman parte de nuestra comunidad.
Hoy es el turno de nuestra coworker María G. Salvatierra.
Se está calentito, fuera hace mucho frío. Hay silencio, es por la tarde y 7 enero, seguro que eso influye. Puertas y más puertas. Predomina lo blanco y el silencio. ¿He dicho ya que me asombra tanto silencio? ¿Será que esperaba algo más de ruido? ¿Quizás una fiesta de bienvenida? Se ve que todavía tengo el cuerpo navideño… Conseguir este espacio ha sido mi lotería de Navidad y hoy cobro el premio que se augura cómodo y acogedor.
Nada de ruido, ni de fiestas, pero al menos me he sentido “bienrecibida” con esta bienvenida. Estoy en la sala 12 de tropecientas que puedo usar y de otras tropecientas ya ocupadas. Eso me ha dicho África. Entre varias cosas ha insistido en lo del silencio y en lo de evitar andar polos pasillos, parece lógico y una buena norma, aunque a día de hoy espero que se la salten bastante y vengan a visitarme, recordad: sala 12.
Sólo escribo estas líneas para plasmar mi primera impresión porque no volveré a tener otra oportunidad, posiblemente mañana ya no recuerde lo que sentí, lo que vi, lo que pisaron mis pies y escucharon mis oídos.
Ah!! Ya llega más gente. Ya decía yo que aquí tenía que haber movimiento.
En fin, el primer día de treinta y ocho que vendré a esta “casa”. En su día pedí un espacio y me lo dieron, por si me sigue rondando la suerte, pido más cosillas: que conozca a mucha gente, que aprenda (mucho) y enseñe (algo), que vuele agustito mi imaginación y que sobretodo viva y disfrute de la experiencia.
Gracias.
María G.
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