En este blog compartimos reflexiones de todos los que forman parte de nuestra comunidad.
Hoy es el turno de nuestra coworker y arquitecta María Pierres.
El otro día llegó a mis oídos cómo un veterano empresario y político local comentaba en una tertulia que le gustaría que su hija, de 23 años, no se quedase en Galicia, sino que saliese a formarse y ver mundo, que aquí la cosa además estaba muy mal.
Nada que objetar. Cada uno ha de decidir, según sus posibilidades, qué hacer con su vida, qué camino seguir. Faltaría más…
Lo que me dejó pensativa es la tendencia, ya extendida, de que las oportunidades están fuera. Eso sí me preocupa. En general todo lo que tenga tendencia a convertirse en principio indiscutible, me preocupa… Nos quieren transmitir que existe una condena muda que recae en todos los que deciden quedarse. Me disculpen, yo me niego a sentirme como una rea.
Me formé en Galicia, y trabajé en ciudades como Madrid y Barcelona, aprendiendo de los mejores profesionales. He viajado sin parar, y siento que no he renunciado a nada de lo que he querido hacer en mi vida. Pero tomé una decisión, hace ya 8 años, de volver a casa, y devolver a mi tierra y familia todo lo que me había ofrecido. Al principio me ví sola, sin ni siquiera palmera que plantar, pero luego poco a poco fui recuperando raíces, y siendo consciente de que los tiempos demandaban nuevas formas de adaptación.
Hoy vivo todos los días rodeada de una generación de gente a la que francamente admiro, que me demuestra día a día tener mucho talento, que han visto mundo como yo, que están mejor preparados que muchos que ocupan los puestos de decisión y que son los que deniegan esas oportunidades, y que luchan día a día, para que las cosas cambien. Aquí, desde dentro, desde el epicentro del problema, y tratando de sonreír ante las dificultades. Porque si uno se cae, los demás lo levantamos, y así, sí se puede.
Eso es futuro. Trabajar desde el presente, con esfuerzo y convicción de que no estamos desahuciados. Sé que en ese futuro, seremos muchos los que sonreiremos con orgullo de haber sido protagonistas del cambio.
Mientras, vivo feliz, porque vivo en el Espacio “Talento”. Y yo, de aquí, no me voy.
Un abrazo,
María.
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