Hace un mes, me llegó el sobre habitual con el extracto de cuenta de mi banco, le di la ojeada rápida de siempre pensando que no habría ninguna novedad. Vaya sorpresa me llevé cuando vi que tenía una nueva comisión descontada y sí digo nueva porque hasta entonces nunca la había visto en mi cuenta. Como profesional dedicada a temas financieros, la primera reacción fue pensar que había incumplido alguna cláusula sin darme cuenta o que sería algún error por el que debía reclamar.
Dos semanas de trabajo después, durante la cena me preguntaron qué tal me había ido con mi reclamo del banco, y me llevé la segunda sorpresa mientras me escuchaba decir “NO TUVE TIEMPO AÚN DE IR”. El resto de la cena me quedé pensando en aquella respuesta, cómo podía ser posible que no haya ido, soy la primera en decir que debemos reclamar nuestros derechos ¿y no iba a reclamar los míos por “falta de tiempo”? Me fui a dormir aquel día con la determinación de ir a primera hora al banco demore lo que demore.
Por la mañana, fui al banco a primera hora, llena de valor, defendería mis derechos sin importar el “tiempo que pierda”. Llegué y hablé con el señor de ventanilla, de forma clara le expliqué que tenía un cobro en mi cuenta que nunca antes vi, y quería saber si era una nueva comisión que se cobraría de ahora en adelante o si era un error. Durante todo el tiempo que hablé, el señor tecleaba en el ordenador de la oficina sin responderme nada. Sólo al final de teclear me dijo, “ya está, he puesto un reclamo y en unos días le deberían devolver el dinero en su cuenta”. Me quedé pasmada, ¡no demoré ni 15 minutos!, a ver si no me habían mentido que me parecía todo muy sencillo.
Al día siguiente revisé mi estado de cuenta y ¿saben qué?, ¡TENÍA 16 EUROS MÁS EN MI CUENTA! Pensaba que iba a perder tiempo yendo a reclamar, pero por menos de 15 minutos tenía 16 euros, que no son mucho pero tampoco son poco. Aquel día me sentía satisfecha conmigo misma y con haberme dado el tiempo de hacer aquel reclamo. Llamé a mi pareja y le invité a un brindis para celebrar que no había perdido el tiempo, MI TIEMPO VALÍA ESOS 16 EUROS, trabajé para ganármelos la primera vez y di parte de mi tiempo para recuperarlos.
Es por esto que les animo a todos a dar la vuelta a nuestra forma de ver el perder el tiempo. Si es algo que nos esforzamos por conseguir, no lo dejemos de lado por unos minutos. Imaginen que dejamos de lado un cargo insignificante de 3 euros cada mes, ¡al final del año serán 36 euros!, ¿cuánto vale su tiempo?
Cada vez que alguna clausula o comisión nos parezca extraña, preguntemos, y si vemos que no está bien, hay que darnos tiempo para reclamar. Si cerramos los ojos a nuestros derechos, es más difícil que otros los hagan valer por nosotros.
Un abrazo.
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