La verdadera Conferencia de las Partes (COP) sobre el cambio climático no es la que se está celebrando en Marrakech (COP22). No os dejéis engañar. Tampoco fue la tan afamada COP21 de París del año pasado, aquella en la que todos nos conformamos con congratularnos porque 193 países nos pusimos de acuerdo en reconocer que tenemos un problema y que no deberíamos permitir (aunque sin atrevernos a definir cómo) que la temperatura media de la tierra se incremente en más de 2ºC sobre los niveles preindustriales (actualmente ya llevamos 0,85ºC y si seguimos el camino emprendido, a finales de siglo estaremos en un incremento de 4ºC). No. Las COPs de las Naciones Unidas son importantes, pero las verdaderamente importantes son las COPs de la sociedad civil: las reflexiones que debemos compartir en nuestro día a día, en las comidas familiares, en los desayunos con los compañeros de trabajo, con nuestros amigos de cañas, con los compañeros del autobús, cualquier sitio es bueno… y cuyas conclusiones debemos llevarnos con nosotros a la compra, de vacaciones, a la ducha, cualquier momento desde que nos levantamos hasta que nos acostamos… La lucha contra el cambio climático requiere de regulación internacional, por supuesto; pero requiere de una acción urgente por parte de cada persona que no puede esperar a que llegue el acuerdo internacional. Por eso, son tan importantes las actividades que nos obligan a reflexionar sobre el comportamiento que estamos teniendo y sobre nuestras obligaciones de actuación.
En la COP de Vigo (camuflada bajo el nombre de ECO4CLIM16), que es la que se celebró el pasado 29 de octubre en el recién inaugurado Impact Hub Vigo, participamos casi 30 personas y debatimos a gran escala, imaginando un planeta en el que la huella ecológica (las externalidades) se calculan y los precios de venta reflejan el coste real (y no el subsidiado por la naturaleza); en el que el consumo de alimentos es consciente, local y de temporada (y sí, ¡no necesitamos tanta carne!); en el que las energías renovables, el autoconsumo y la soberanía energética tienen espacio (por mucho que haya quien le quiera poner puertas al campo); en el que la biodiversidad marina y forestal (¿qué no hay en Galicia?) es un valor en sí mismo y no un recurso a agotar; en el que dos ruedas son mejor que cuatro (aunque sean la mitad); en el que la innovación se materializa en proyectos de economía circular (¿acaso la naturaleza no es sabia?); y en el que, ¿por qué no? la educación es también circular y los niños son los prescriptores ante los adultos de las mejores prácticas de reciclaje y de respeto por la naturaleza…
Son necesarias las COPs de la sociedad civil porque sensibilizan, hacen que surjan acciones diarias, ideas que cada persona puede compartir en su entorno, e ideas que, quién sabe si en la próxima edición de ECO4CLIM, conformarán proyectos empresariales tan interesantes como los de Algamar, Resetea o Revertia (ganador este año), participantes en el concurso “Emprendedores por el clima”.
Así que ¡muchas gracias Impact Hub Vigo por promover esta COP! Y ¡mucho ánimo a todos en vuestras COPs diarias particulares (¡la COP de las Naciones Unidas os lo agradecerá!)
Un abrazo,
Eduardo.-
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