
Ahorras dinero. Es más ecológico. Cargas menos cuando haces la compra. Bebes agua gallega. No te ocupa espacio en casa. Llenas menos el cubo de basura. Evitas paseos al contenedor amarillo. Su calidad no tiene nada que envidiar a la envasada. Y entonces, ¿cuál es tu razón para comprar agua embotellada?
Hace poco leí este post (Alberto Vizcaino y comentarios) que bajo el llamativo titular daba algunas razones muy consistentes por las que todas las personas deberíamos beber agua de grifo y dejar de comprar agua embotellada:
- En España la calidad media del agua de grifo iguala a la de aguas envasadas.
- El sabor es subjetivo y está condicionado por la costumbre: en pocos días te habitúas (os lo dice uno de Madrid). Y si no, siempre puedes utilizar un filtro de carbón activo para el grifo o una jarra filtradora (ambas opciones mucho más económicas que la de comprar botellas).
- La industria del envasado es poco respetuosa con el medio ambiente: ubican instalaciones industriales en zonas privilegiadas y obliga a que se tengan que hacer transportes de largas distancias (normalmente en camión) para acercarnos el agua.
- El agua ya lo tienes en casa, así que no tienes que cargar con más peso en tu compra.
- Debemos ser conscientes de que nuestra responsabilidad individual ni empieza ni termina simplemente depositando envases en el contenedor amarillo. La realidad es que las tasas reales de aprovechamiento de los gestores son muy bajas: reciclar es necesario pero no suficiente.
Y este último punto nos tiene que hacer reflexionar más allá del agua. Pensemos en la cantidad de alimentos y de productos que compramos ultraenvasados y que podríamos comprar a granel, en la cantidad justa, y en muchas ocasiones más frescos y de proximidad.
Reciclar envases es importante, sí. Pero mucho más importante es ser conscientes de que no hay mejor envase reciclado que el que no se utiliza.
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